Fuego Azul




i.

Todo lo que no me gusta

desaparecerá porque así lo demando.


Es mi consuelo. El futuro

confirmará mi poder.



Yo no sé qué más decir de mí

cuando te aburras de tanto verme siempre igual.

En ésta, mi vida

de siempre hacer lo mismo.


Te diré entonces que me gusta el mar

el agua entera

de afuera hacia adentro

de adentro hacia afuera

que acepto todas las inundaciones

que me llenan de gracia los derramamientos

y flotar

perder el peso

en el movimiento tierno

el carácter salvaje

morir de ahogo o morir de sed

vagar en todos los caprichos

romper la masa

de la gota al océano.



Que todo lo que no me gusta

desaparecerá porque así lo demando

en el desgaste de la brizna agua

o el extravío del ahogamiento.

Viviana




Nómbrate provisionalmente.

Menciónate: Viviana.

Y en cada sílaba emética

expulsa el nombre que te reduce.

Viviana:

mujer pequeña

hilo rojo que me nombra


ciclo de la tradición bautismal de mis ancestros y generaciones.

                                 Damas sin destete

                                 sufridas con sus dos ombligos. 



Yo te ofrendo.

No me interesa tu herencia.



Buscando lugar 

pierdo la memoria 

suplanto recuerdos. 



Dime, mujer, cuándo hablarás

y me dirás tu verdadero nombre.



Con suerte,

quién sabe si acaso o alguna vez por fin tuya.




_______
Fotografía: Disponible en https://thelocal.it/

Saludos a los malditos que me llamaron indiferente





Ahora soy marrón
me mimetizo con la tierra y el madero seco
No llueve acá desde hace siglos
Perdí la espalda además
estuve ocupada en reverencias porque necesito el agua.
¿Podría ser yo un fantasma que arrodillado hace rituales domésticos a
Dios?
No quiero hablar más contigo
aún cuando me he quedado sola      a veces 
con esta conciencia de la cercana demencia
o la memoria heredada de este diálogo
Inútil
dime
que vendrá la purificación.
Yo me detendría antes de partirme.
Yo que del coxis a la cervical te sirvo
escupo y friego los pisos por los que nos arrastras y aunque 
muero de sed
duermo y sueño otra vez que todo fue fácil
o tengo la suave memoria del tiempo mejor
para despertar gritando que no estoy segura.

¿Tendrás piedad de mí?
¿No es acaso demasiado tarde?
Dime solo cuál es mi culpa.


Hoy los escuché otra vez decir matemos

pero —No puedo matar a nadie.
Cuando quiero escupir, escupo al piso
y los malditos se rieron de mí.