Segunda lectura a viva voz de “After Such Pleasure"

diciembre 12, 2006 Maily Sequera 1 Comentarios


...y mi intervención desesperada

[recuperando
a Cortázar de su fauces]

Esta noche, buscando tu boca en otra boca,
(quijotesca tarea pues nunca la tuve)
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
(desembocadura del mar que tú inventaste)
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,
(que me tira en hombre y me hunde tras su cuello)
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor
(ya no sentir el vacío de tus profundidades,
tener solo los fragmentos de piedritas, conchas y corales
que me lastiman los pies)

sabiendo que el placer es ese esclavo innoble
(quien me mira con su rostro humillado y me avergüenza)
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo
(y evidencia mi falsa riqueza, la necesidad imperante)

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar
(para ocultar mi mala fe bajo mi cama,
en una caja llena de algodón y naftalina)

ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni esperanza.
(esa angustia universal, el hambre de tu presencia
y aquella cita a medias a la que nadie asistió)

Solo en mi casa abierta sobre el puerto
(sin nada a que enlazarme,
sólo el alma aburrida de mi carne)

otra vez empezar a quererte,
(…y releer los versitos que te escribo)
otra vez encontrarte en el café de la mañana
(en la monotonía de la autopista y los diarios matutinos)
sin que tanta cosa irrenunciable hubiera sucedido.
(esta ausencia premeditada e ingrata,
la huída de torpe cobarde)

Y no tener que acordarme de este olvido que sube
(con el empujón desganado de mi mano huérfana)
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
(tu sonrisa y mis ideas, que se harán extrañar
como si realmente las hubiésemos tenido )

y no dejarme más que una ventana sin estrellas.
(exactamente eso, una ventana sin estrellas)


*After suchpleasure es un poema original (oraciones en negrilla) del escritor argentino Julio Cortázar.

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1 comentarios:

D´Hers dijo...

esto huele tanto a mañana, tanto a café con leche...

Quisiera un Castillo Sangriento, habia dicho el comensal gordo.

¿por qué entré en el Restaurante Polidor? ¿por qué, puesto a hacer esa clase de preguntas, compre un libro que probablemente no habría de leer?

¿por qué después de entrar en el Restaurante Polidor fui a sentarme en la mesa del fondo, de frente al gran espejo que duplicaba precariamente la desteñida desolación de la sala?, ¿por qu+e pedí una botella de Sylvaner?