{perdílacuenta}

marzo 16, 2010 Maily Sequera 3 Comentarios


Decir todo lo que piensas #10

Siento un peso inmenso, un montón de cosas encima. Como si se hubiese venido el mar de donde estaba y, con todo lo que había en el camino, se detuviese justo sobre mí. Estoy sintiendo el estómago y las caderas más que nunca, cómo punzan los huesos y cómo raspa la lengua pero, si volteo a los lados, hay atrapada otra gente. Me sonríen amables y, mientras esperan conmigo, prefieren hablar de lo fatuo y lo divino, metiendo la voluntad de Dios en sus propios disparates, en las elecciones que hicieron y de las cuales quisieran desentenderse. Entonces, cierro los ojos y les sigo la corriente, ignorando las lanzas y los péndulos, objetos comunes en nuestras vidas cotidianas que ahora amenazan con aplastarnos el cráneo. Dije una vez, -todo es un arma -, y alguien rió como ríen cuando creen que hablo para hacer literatura.

Los hombres guardan algunos modales, que no sirven de nada, si, hipotéticamente, me hicieras esa pregunta; y las mujeres, cuando estoy a punto de llorar y gritar como un infante, comentan que he dejado engrosar mucho mis cejas. Tengo que decirles que es la tendencia en invierno y morderme los labios para controlarme.

Siento el peso, el peso inmenso, y prefiero dormir, que todos duerman; porque soy una madre sin haber parido, y me calma saber que nada pasará mientras no lo provoquemos. Ya lloré, ya escribí, ya hice lo que dije que iba a hacer, menos salvarnos. Estuve, además, dispuesta a todo, a martirizar mi vida por el colectivo y a doparme hipócritamente, a enamorarme de cualquier hombre con encanto que me hubiese dedicado quince días. Pero todos vienen a preguntar qué quiero, cuando obviamente espero que alguien me explique lo que obviamente sigue.

Suponiendo que tuviese voluntad, yo sólo quisiera pararme en un semáforo durante marzo, exhibir en una cartel fragmentos de Hanni Ossot, intentando calmar el odio, la rabia, las ganas de matar tan de otros y tan nuestras; porque aunque estemos atrapados bajo lo que pesa, alguien viene a pincharnos con palos de escoba, a ver cuántos están realmente muertos.

Éste bien podría ser el horno de los resignados, las bajas preescritas de una guerra en dosis; pero yo tengo las palabras para explicar una idea y un grito desgarradoramente vivo que le taladrará la conciencia a quien me abuse. Soy tu animal de corral y quien perdona, quien va a lamer la herida y la sangre ajena sobre los cuerpos vivos de mis enemigos más aterrados.

Vas a sentir asco de mí y no me importa porque aún no te he contado todo lo que es posible cuando yo me atrevo.

Siento un peso, un peso inmenso, pero me lo voy a quitar sin tu permiso.


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3 comentarios:

Unknown dijo...

cierra muy bien

Anónimo dijo...

De este año, maldigo marzo.
Pero de resto todo bien.
Sobre decir lo que piensas puedo llegar a ser repetitivo en el feedback.
Ya lo sabes.
Ya te lo he dicho.

|andi.na| dijo...

no puedo.