{¿escuchas?}

enero 11, 2009 Maily Sequera 4 Comentarios



el peso ajeno
eso que dije que haría con mis huesos. pues, no he empezado. luego de declararlo, me pareció que un collar era muy común, que tú, con collar o no, ibas a caer y que antes, prefiero armar una carpa rayada a este circo y ya imaginas entonces de dónde vendrán las estacas. recordé. recordé que me enamoré de ti definitivamente sólo porque moviste la ceja de la manera que yo la movería, ante la actitud despreciable de aquella chica, en un concierto que ni siquiera me interesaba. te estaba mirando y justo entonces, quise que la vida se acabara, que alguien me diera un toquecito en el hombro y yo despertara en otro lugar del mundo, hablando otro idioma, vistiendo otra ropa y con otra vida, sin entender nada de lo que había creído vivir. luego, vendría el adiós de la carne y la pesadilla hiperrealista que se resume en siéntate, niña, a esperar el amor y cuando te aburras demasiado separa suficiente las rodillas. eso que no quiero vivir aunque es mi vida porque desde que abrí un blog, sospecho que dios me lee y juega al twister conmigo. ¿sabías que violeta parra se suicidó? seguro. sí lo sabes. me gusta pensar hoy por qué lo hizo. me gustaría llamarte y fastidiarte, proponerte un pacto, que te rías hasta que yo diga, fastidiada: vas a orinarte.

te soñé pesado. por eso, volví a escribir. apenas desperté, me colgué de los brazos, por las manos, para comprobar mi peso; también que necesito eso, todo el peso ajeno. lo sé, he perdido el juicio pero eso y treinta kilos, son elementos que no me interesa recuperar. la verdad es que sólo quería excusarme. ya no lo intento con el teclado porque no me sale nada más que mi obsesión cíclica, la cual no sabe si me gustas porque me recuerdas a cortázar o si me gusta leer a julio porque me recuerda a ti. intentar la lectura de modelo para armar es una ducha de manicomio.

el caso es que no, no me he puesto a escribir lo que prometí porque quiero escribir sobre mi cuerpo; quiero que no se pierda detalle, quiero renunciar al empleo cómodo y fotografiarme desnuda {otra vez} para reconocerme y explicarle a otras que si no eres un caso clínico, eres igual, idéntica, patéticamente parecida a la mujer que temes y la que anhelas ser. no, no es un libro de autoayuda. es poesía, la poesía que se reía en mi estómago en las clases de periodismo y que irremediablemente y poco a poco, me convirtió en un agujero negro.

te lo pediré amablemente: perdóname que haga contigo tanta letra, sobre todo, pero tú sabes que bien te lo buscaste.

que te mate mi poesía,
quémate.

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

esto es más malvado...

necesito nuevos lentes
me mareo leyendo...

Anónimo dijo...

yo tambien jajaja, esta bueno, me gusta la foto, tu cuarto (si lo es) es muy ordenado y todo se ve bonito
Franco

|andi.na| dijo...

y yo recordé también a Julio,
pero más por como dijiste algunas cosas.
Los puntos justo donde debían ir.
Eso hizo todo más contundente.

Ya yo te dije los sonidos:
bang, crash, pam, pin, ouch...


que siga el exorcismo

David Parra dijo...

Ak-47 Poetika.
hacer tanta letra.
hacer tanta bala.